domingo, 29 de septiembre de 2013

Pulsera "Flor azul"

Pulsera de cola de ratón con entrepieza de howlita,
chafas y bolas metálicas con cierre plateado tipo pez

El muchacho, inquieto, tumbado sobre su lecho, pensaba en el extranjero y en todo lo que éste les había contado. «No son los tesoros -se decía- lo que ha despertado en mí este extraño deseo. Bien lejos estoy de toda codicia. Lo que anhelo es ver la Flor Azul. Su imagen no me abandona; no puedo pensar ni soñar en otra cosa. Jamás me había ocurrido algo semejante: es como si antes hubiera estado soñando, o como si, en sueños, hubiera sido trasladado a otro mundo. Porque en el mundo en que antes vivía, ¿quién hubiera pensado en preocuparse por flores? Antes jamás oí hablar de una pasión tan extraña por una flor. ¿De dónde venía este extranjero? Nadie de nosotros había visto nunca a un hombre así, y, sin embargo, no alcanzo a saber por qué he sido yo el único a quien sus palabras han causado una emoción tan grande. Los demás han oído lo mismo que yo y a nadie le ha ocurrido lo que me está ocurriendo a mí. ¡Ni yo mismo soy capaz de hablar del extraño estado en que me encuentro! A menudo es tan grande su encanto... Y aunque no tengo ante mis ojos la Flor, me siento arrastrado por una fuerza íntima y profunda: nadie puede saber lo que esto es ni nadie lo sabrá nunca. Si no fuera porque lo estoy viviendo y penetrando todo con una luz y una claridad tan grandes, pensaría que estoy loco; desde la llegada del extranjero todas las cosas se me hacen mucho más familiares. Una vez oí hablar de tiempos antiguos, en los que los animales, los árboles y las rocas hablaban con los hombres. Y ahora, justamente, me parece como si de un momento a otro fueran a hablarme, y como si yo pudiera adivinar en ellos lo que van a decirme. Debe de haber muchas palabras que yo todavía no sé; si supiera más palabras, podría comprenderlo todo mucho mejor. Antes me gustaba bailar; ahora prefiero pensar al ritmo de la música.»

Himnos a la noche, Novalis 


"La Flor azul (alemán: Die Blaue Blume Centaurea cyanus) es un símbolo central del romanticismo. Representa el anhelo, el amor y el afán metafísico por lo infinito. (...)
El poeta alemán Novalis, inspirado por una pintura de su amigo Friedrich Schwedenstein, fue el primero en usar este símbolo en su novela Heinrich von Ofterdingen. Luego de un encuentro con un extraño, el joven Heinrich, homónimo de la novela, sueña que camina por un paraje extraño y entra en una cueva que contiene una brillante flor azul, rodeada de cientos de flores de diversos colores. Heinrich solo tiene ojos para la flor azul, la cual él contempla lleno de ternura.
En la flor azul no solamente se unen la naturaleza, el hombre y el espíritu humano; simboliza además el afán por el conocimiento de la naturaleza y consecuentemente, de uno mismo."
(Fuente: Wikipedia)

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