miércoles, 30 de diciembre de 2015

Un brindis por la creatividad ¡Feliz 2016!

De un tiempo a esta parte pienso mucho en la necesidad de crear y la necesidad de vivir y expresarme de forma creativa. Quizás porque llevo tiempo en mi trabajo queriendo desarrollar toda esa creatividad que de un modo tan natural aplico en cada proyecto de tpyd.

Considero la creatividad algo esencial en mi vida. En nuestras vidas. Porque todos somos creativos, todos tenemos esa capacidad que desarrollamos en mayor o menor medida en función de nuestra predisposición genética, necesidad vital, nuestro entorno, la educación...Ciertamente, el sistema educativo no está enfocado al cultivo de la creatividad cuando la creatividad debería ser el motor del aprendizaje. La creatividad es curiosidad, es comunicación.

Obviamente existen grados de creatividad. Desde un nivel superior que roza o alcanza la genialidad como la de artistas, científicos o inventores hasta otros más modestos como la creatividad personal en lal que nos manejamos -o deberíamos manejarnos-  la mayoría de los humanos y que debemos cultivar. Te hablo de una creatividad "a nivel usuario" -como a mí me gusta llamarla-,  fundamental en nuestro desarrollo personal, social y profesional. Una creatividad modesta, cotidiana, práctica, al alcance de todos que permite mejorar y enriquecer nuestra vida y nuestro entorno. De vital importancia. No aspiramos a ser genios aunque son modelos a seguir, figuras que despiertan nuestra admiración e inspiración. Pero esa no es nuestra intención. Aunque esas personas seguramente crecieron en entornos creativos o desarrollaron esta capacidad desde una edad temprana. De menos a más.

Si en los niños la creatividad surge de forma natural, ¿qué nos ocurre de adultos? ¿Quién nos roba esa capacidad inmensa y humana? Conforme vamos creciendo nos topamos con numerosos frenos personales, culturales y/o sociales para limitarnos la creatividad. El primero de ellos somos nosotros mismos al considerar que no poseemos esta capacidad; nuestro entorno y educación; el sistema. Mejor memorizar que pensar. Aprender lo conocido en favor de experimentar por nosotros mismos. La seguridad frente a la osadía. La comodidad, las normas establecidas. 

Es necesario vencer nuestras propias limitaciones (imaginarias o no), estos obstáculos para ser y sentirnos más plenos en nuestra vida en general. Creo que para ser creativos hay que mirar de otra manera. Y mirar más. Mejor dicho, observar. Observar hacia dentro y hacia fuera de nosotros. La creatividad implica observar, cuestionar, imaginar otras posibilidades,...

La creatividad es como todo. Cuanto más se practica más aflora de una manera natural. Pero no nos confundamos. La creatividad no es sólo inspiración. Requiere esfuerzo y trabajo (¡y mucho!). Ensayo y error. Pero el proceso de crear te abstrae y absorbe de tal modo que no puedes dejarlo. Es algo intenso. Crear implica pasión. Es una necesidad.

Y en mí esa necesidad de crear está desde siempre relacionada con la expresión artística. La manera en la que considero que mejor sé expresarme. Aunque sea a "nivel usuario". Y a través de mi proyecto tú propones y yo dispongo he encauzado la mayor parte de ella en los últimos años.

Al nombre de tpyd le puse la coletilla de "artesanía". Englobo todo lo que hago en la palabra artesanía. Me es más propio este término ya que cada proyecto o pieza que realizo es distinta a las demás, aunque las reproduzca en algunas ocasiones. Porque cada una de ellas es única como cada instante de la vida. Irrepetibles con la misma exactitud y propiedad.

Me atrae la idea de la artesanía como algo primitivo y sencillo. El origen. La posibilidad de trabajar con lo que te rodea y transformarlo en algo diferente. Y por qué no, bello.

Me gusta también la idea de que es algo popular, cercano, que forma parte de nosotros y de nuestra cotidianidad. Aunque considerada tradicionalmente como un arte menor, me siento cómoda en la artesanía. Porque yo realizo pequeñas cosas llenas de amor. Y no hay expresión mayor ni menor sino expresión que emociona o no. Por eso creo ver artesanía en un gesto, en el cuidado de una planta, en la manera de hablar...

También existe la implicación popular que esta práctica conlleva. Ese vínculo con los demás, con las personas. Incluso la idea original de tpyd fue crear algo entre ambos, tú propones y yo dispongo. Y aunque el proceso creativo requiere introspección, los humanos somos seres sociales en los cuales existe una necesidad por compartir. El compartir nos enriquece.

Otra faceta de lo artesanal es la creación manual. La idea de crear algo con las manos siempre me ha atraído aunque muchas veces trabajo con elementos prefabricados. Me gusta trabajar con mis manos. Pero no sólo con ellas, también con mi cuerpo.

Y otra manera de expresarme empleando mi cuerpo es la danza. Otra manera artesanal de expresar sentimientos. De asomar efímeramente nuestra alma al mundo. Con pudor y osadía. Con miedo y libertad. Siempre intentando dar lo mejor. Siempre con pasión. Por eso despido a este año bailando. Como dice el maestro Sabina, "que el fin del mundo te pille bailando". Y el fin del año. Y el inicio del siguiente.

Puede que estas palabras hayan reforzado tus creencias sobre la creatividad. Puede que te animen a intentarlo. O puede que leas esta "paparruchada" y continúes ajeno/a a tu propia creatividad adormecida durante mucho tiempo (aunque si has llegado leyendo hasta aquí es que algo está cambiando en ti). Tú mismo/a. La creatividad implica libertad. Pero yo te animo a probar. Prueba a empezar a pensar de otra manera, a expresarte y relacionarte de otro modo. Piénsalo la próxima vez que le des los buenos días a alguien; cuando te enfrentes a un problema en el trabajo o en casa; cuando pongas la mesa; cuando le expliques a tu hijo un ejercicio del cole. Poco a poco. De menos a más...¡Atrévete a vivir creativamente!

"Quien quiera pueblo ha de habituar a crear,
y quien crea, se respeta y se ve como una
fuerza de la Naturaleza".
José Martí

Las personas creativas no conocen límites. Yo, al menos, a eso aspiro.
Feliz año, feliz vida.


(Música: Smyrneiko minore interpretada por Marika Papagika. Coreografía: Rachel Brice.)



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